Emprender requiere identificar necesidades del mercado y transformarlas en soluciones concretas, un desafío que muchos enfrentan al iniciar un negocio. Vanessa Bolaños ha logrado esto con un proyecto que combina la asesoría de imagen Madrid y la medicina estética, ofreciendo servicios personalizados para quienes buscan mejorar su imagen personal.
Para ello cada proyecto lo inicia entendiendo las necesidades del cliente. “Primero escucho sus preocupaciones y construyo un plan que puede incluir colorimetría, morfología, estilo o tratamientos estéticos”, detalló. Su servicio responde a una demanda cruzada: clientes que buscan una asesoría de imagen en Madrid, que se interesan por los cuidados, y pacientes de medicina estética necesitan una orientación personalizada. Toda una lección a la hora de emprender que comienza por identificar problemas específicos y combinar soluciones para diferenciar un negocio en un mercado saturado.
En una nueva edición de los Martes del Emprendimiento, organizados por el Instituto de Emprendimiento Avanzado (IEAvanzado), Vanessa compartió su trayectoria en una sesión conducida por Wilfredo Jurado, CEO del Instituto, y Juan Claudio Abelló, su presidente. Acompañada por estudiantes de la Universidad de San José de Costa Rica, explicó cómo ha fusionado sus 20 años de experiencia en imagen y estética en un negocio híbrido, que combina lo presencial y lo online.
Marketing digital y alianzas estratégicas
Muchos clientes llegan con inseguridades o complejos. “Trabajo desde la mentalidad para que proyecten confianza”, explicó Vanessa. Este método, que prioriza la conexión emocional, ha demostrado que entender al cliente más allá de lo técnico genera fidelidad a la marca.
La personalización es otro pilar. Servicios como el detox de armario, donde organiza el vestuario según el estilo y morfología del cliente, o los tests de colorimetría, se adaptan a cada persona. “Un armario ordenado ahorra tiempo y reduce estrés”, una solución práctica que resuelvan problemas cotidianos, lo que mejora la capacitación de clientes.
Precisamente conseguir clientes, el reto de todo emprendedor, lo afronta Vanessa combinando métodos tradicionales con herramientas actuales. “El boca a boca funciona gracias a mis 20 años de experiencia en el sector, pero eso no hace que no invierta en otras herramientas como en marketing digital, especialmente en Instagram”. Publicidad dirigida y publicaciones constantes en redes sociales le permiten llegar a profesionales, jóvenes y otros públicos.
Vanessa también colabora con clínicas para tratamientos estéticos, lo que le permite ofrecer servicios integrales sin depender solo de su tiempo. “Visito a clientes en sus casas para el detox de armario o trabajo con clínicas para la parte estética”, explicó. Esta diversificación de canales hace que su negocio no dependa de una sola fuente de ingresos y que, como lección para emprender, la búsqueda de alianzas suponga un complemento de su oferta.
Adaptarse a los cambios del mercado
La pandemia modificó las prioridades de los consumidores, algo que Vanessa notó en su sector. “El teletrabajo redujo las interacciones sociales, relajando la vestimenta, especialmente en hombres”. Antes, el traje era común en entornos profesionales; ahora, solo se usa cuando es necesario. Sin embargo, la conciencia sobre la importancia de la imagen personal ha aumentado. “La imagen habla antes que las palabras”, de ahí que haya crecido la demanda de asesorías de imagen en Madrid tanto para entornos laborales como para contextos más informales.
La moda masculina, aunque menos variada que la femenina, también está evolucionando. “Los hombres están siendo más atrevidos, rompiendo con cortes tradicionales”, algo que se demuestra en nuevas vestimentas como la falda masculina que triunfa entre cierto sector de la población. Variaciones a las que el emprendedor debe estar atento para identificar nuevos nichos en crecimiento, como la asesoría para hombres.
Escalar un negocio personal
Escalar un negocio donde el emprendedor es la marca presenta desafíos. Vanessa trabaja sola, con apoyos puntuales en edición y marketing, y colaboraciones con clínicas. “Mi marido, que tiene un proyecto digital, también me ayuda”, añadió. Su plan a largo plazo es abrir un centro físico que integre asesoría de imagen en Madrid y medicina estética, con un equipo formado en su método. “Cada gabinete ofrecerá servicios personalizados, desde colorimetría hasta tratamientos” sin perder la calidad del servicio original.
Vanessa ya ha avanzado en la escalabilidad con servicios digitales. “Uso pañoletas virtuales y análisis de luz para tests de colorimetría online”, explicó. Este modelo híbrido permite atender a clientes fuera de Madrid, mostrando a los emprendedores cómo la tecnología puede ampliar el alcance sin perder la personalización. Su programa de cinco semanas, tanto en módulos presenciales como digitales, cubre desde la mentalidad hasta compras guiadas, con recomendaciones de tiendas locales para clientes remotos. Esta estructura enseña que ofrecer programas estructurados puede sistematizar servicios personalizados, facilitando el crecimiento.
Fijar precios es un obstáculo para muchos emprendedores. Vanessa lo aborda con seguridad gracias a su experiencia. “Mis tarifas reflejan la personalización, basadas en mi trabajo en medicina estética, con tratamientos de 10.000 a 15.000 euros”. Aunque adapta los precios según el cliente, usa tarifas estandarizadas como referencia. “La venta es conectar y ayudar”, dijo, evitando regateos, pero escuchando necesidades. El modo de actuar de Vanessa pone de manifiesto cómo deben actuar los emprendedores. Investigar el mercado, establecer un módulo por hora al inicio y ajustar precios según la experiencia. En su caso, “no doy precios fijos sin conocer el caso”, mostrando cómo la flexibilidad controlada mantiene el valor del servicio. Esta confianza en el propio trabajo es esencial para comunicar precios sin temor.
Fidelizar con seguimiento personalizado
La fidelización es clave en el modelo de Vanessa. “Ofrezco servicios exprés para eventos como bodas o cambios de trabajo, pero fidelizo con acompañamiento postservicio, como dos meses de contacto por WhatsApp”. Su programa de cinco semanas se adapta a necesidades urgentes con planes exprés de cinco días. “La atención personalizada y resultados visibles generan recomendaciones”.
Tal y como explicó Wilfredo Jurado, los emprendedores deben aprender a ir más allá de la transacción inicial porque se fortalece la relación con los clientes. Un paso más es conseguir que los compradores de tus servicios se conviertan en embajadores, un principio aplicable a cualquier negocio que busque crecimiento orgánico.
Vanessa atiende a un público amplio, desde líderes profesionales hasta jóvenes que inician su carrera o personas con inseguridades. “Trabajo mucho con hombres en injertos capilares, abordando mentalidad y autoestima”. Esta diversidad muestra que un servicio bien diseñado puede llegar a múltiples segmentos, ampliando el mercado.
Innovar en un sector competitivo
Vanessa ofreció un consejo para quienes temen emprender: “Arriésgate e inténtalo. Si no lo haces, nunca sabrás si funcionará. Si caes, aprendes”. Su salto al emprendimiento, tras 20 años en el sector, demuestra que la acción es más poderosa que el miedo. “Muchos emprendedores han pivotado hasta encontrar su camino”.
Su mayor desafío personal es la autoexigencia. “Siempre quiero más, lo que genera ansiedad”, confesó. Para manejarlo, apuesta por la organización. “Tengo claro lo que debo hacer cada día, usando agendas y herramientas digitales”. Esta estructura le permite proyectar confianza, esencial para sus clientes. Su caso se diferencia al combinar asesoría de imagen Madrid con medicina estética. Aunque no ha registrado su método, está considerando hacerlo, un recordatorio para emprendedores sobre la importancia de proteger la propiedad intelectual.