“Amo con todo mi corazón el emprendimiento“. Esta ha sido la carta de presentación de Naily Makangu en los Martes del Emprendimiento del Instituto de Emprendimiento Avanzado que patrocina Iberdrola. Makangu es entrenadora y consultora de transformación empresarial, ayuda a las empresas emergentes a superar los desafíos, a liderar equipos y proyectos complejos, aportando claridad y procesos para permitirles un mayor rendimiento, siempre con la mirada social vinculada a la inclusión y la equidad, así como en el impacto ambiental que generan las actividades económicas y productivas.
Su labor con los emprendedores descansa sobre tres patas. La primera va dirigida a ahorrar tiempo y costes. “Trabajamos sobre el producto en labores de desarrollo, hablamos con ingenieros, proveedores, etc.”. La segunda fase está enfocada en la operación porque, dice Naily Makangu, “la gente cuando piensa en lanzar su producto piensa en el producto, pero no en el cliente y hay que pensar en 360, en todos los servicios. Nosotros, insiste, “ayudamos a las startups para que vean más allá de su producto”. La tercera pata persigue “cuidar a la gente”. Esta labor se desarrolla vigilando la startup que está creciendo para “ayudarle a desarrollarse y solucionar los conflictos que surgen en el camino para que los fundadores puedan dormir y despertarse tranquilos”.
Makangu ha desarrollado casi toda su carrera en Reino Unido hasta que quiso trasladarse a España para aprender el idioma, le pilló la pandemia y decidió quedarse. La mayoría de sus clientes están allí, pero aquí ya hace consultorías. El secreto de su éxito está en el boca a boca, aunque ahora empieza a darse a conocer con una importante estrategia de marketing y con el podcast que le ha traído a esta escuela de negocios: The Mary Poppins of Startups Show donde prescribe emprendimiento.
Desde esa plataforma proclama que “la formación es importante para emprender, pero no cualquier formación porque la buena tiene que ser práctica y estar enfocada también a hacer contactos“. Makangu recomienda a cualquiera que se tire a la piscina del emprendimiento y lanza al aire la pregunta clave que te conduce a intentarlo: ¿cuánto estás dispuesto a pagar para vivir la vida que quieres vivir? Reconoce que el camino del emprendimiento es “muy duro”, pero, “es lo mejor que te va a pasar porque aprendes aunque fracases al tratar de realizar ese sueño que está dentro de ti”. “Las cosas que te planteas dentro de tu cabeza, si no las haces, te van a perseguir siempre”, concluye.