La doctora Charo Ortín, fundadora y cofundadora de Foren Project, ha marcado un hito en el ámbito de la neurorehabilitación con su innovador enfoque basado en la combinación de la evidencia con la tecnología. Una muestra de lo que supone emprender con corazón que visita el Martes del Emprendimiento, organizado por el Instituto de Emprendimiento Avanzado y patrocinado por Iberdrola, para compartir cómo la tecnología puede transformar vidas en el sector sanitario. Porque eso que hace unos años era propio de las películas de ciencia ficción, hoy es una realidad ofreciendo terapias tangibles.
La neurorrehabilitación un futuro muy presente
En Foren la media de edad de los pacientes es de 40 años. Buscar terapias que impacten en su vida es muy importante y en este centro han logrado resultados impresionantes: algunos de los pacientes que no podían caminar ni mover los dedos de los pies han vuelto a andar, recuperando así cierta autonomía.
El secreto reside en el uso de gafas de realidad virtual que “engañan” a las neuronas espejo del cerebro. Estas neuronas son cruciales para el aprendizaje por imitación, activándose cuando vemos o escuchamos algo que reconocemos. Este fenómeno es similar a lo que ocurre cuando bostezamos al ver a alguien más hacerlo. Aunque no siempre se cumple ya que necesitamos que se cumplan algunos requisitos: para activar estas neuronas es esencial que la persona esté a menos de tres metros de distancia, la imagen sea en 3D (no sucede, por ejemplo, al ver una película) y que nuestro cuerpo crea que puede realizar la acción. Además, los verbos imperativos, como las órdenes, también activan estas zonas del cerebro. Todo ello de forma natural, solo estimulando el cerebro.
Emprender con corazón y tecnología
El reto de la neurorehabilitación es lograr que los pacientes realicen movimientos repetitivos para su recuperación. Pero ¿cómo hacerlo con personas que no tienen movilidad? La solución de Foren Project involucra el uso de fisioterapeutas, terapeutas ocupaciones y tecnología avanzada. Con la ayuda de la realidad virtual, se recrea en 3D la sala en la que está el paciente, el entorno e incluso al propio paciente. Esto “engaña” a las neuronas espejo del cerebro para que crean que el paciente se está moviendo, utilizando la vista, uno de nuestros sentidos con más neuronas espejo.
Cuando no nos movemos por un tiempo prolongado, el cerebro que es una “maquinaria precisa y muy práctica”, transformará las neuronas responsables de ese movimiento en neuronas con otras funciones debido a su plasticidad. Es decir, si un ictus provoca la inmovilidad de una mano, el cerebro compensará el daño favoreciendo un mayor uso de la mano no afectada, dado que le provoca menos estrés y una mayor gratificación al conseguir el resultado pedido.
El trabajo de Foren se basa en la regeneración del tejido lo que se logra con ejercicios de alta intensidad, repeticiones, motivación y recompensa neurológica. la realidad virtual proporciona esta recompensa al hacer que el cuerpo crea que se está moviendo y logra mover por su fuerte activación a nivel cortical.
“Yo he fracasado como gran empresaria, pero soy muy feliz”
La trayectoria empresarial de Charo Ortín comenzó compartiendo su idea con todos los que conocía. Eventualmente, se encontró con un equipo, The Vrain, que trabajaba en proyectos de realidad virtual y decidieron colaborar. “Solo no vas a ningún lugar solo, tienes que hacer un equipo y es importante que las personas te gusten”, explica Ortín. La simulación de la sala con todos sus detalles para engañar al cerebro fue un desafío considerable. “Fue muy difícil simular la sala con todos y cada uno de los detalles para poder engañar al cerebro”, recuerda Ortín. Este tipo de desafíos reflejan las complejidades de emprender en el sector sanitario.
Una de las dificultades iniciales fue la decisión de poner publicidad, lo cual atrajo mucha atención y peticiones que su pequeño equipo no podía manejar. “fue una situación muy estresante: no podíamos atender a tal cantidad de personas que nos llamaban pidiendo ayuda desde todas las partes de España y Sudamérica”
En su centro de rehabilitación neuronal en Tres Cantos, Madrid, Ortín trató de estandarizar el proceso para crear un producto comercializable. Contó con el apoyo de The Vrain y el capital de Sanitas, pero el resultado no fue el esperado. “El camino de la empresa es muy complicado, hay mucha competencia. Y ahí descubro que no soy feliz”, confiesa Ortín.
Los nuevos socios impulsaron el proyecto, pero Ortín comprobó que su visión se estaba desvirtuando. Finalmente, decidió renunciar a tener una gran empresa y optar por un emprendimiento más personalizado y “artesanal”. Esta decisión le permitió alinear su trabajo con sus valores y encontrar satisfacción en su labor diaria.
Emprender en el sector sanitario es extremadamente complicado debido a los permisos, las patentes y los altos costos de la investigación. Su consejo es que los emprendedores deben conocerse a sí mismos y sus necesidades. “Yo he fracasado como gran empresaria, pero soy muy feliz”, afirma. Una clara muestra de que emprender con corazón tiene una gran recompensa.
