Gus & Flowers está en la calle tutor de Madrid, en una tienda con paredes en blanco que decora una mesa central con dos filas de flores. Detrás del mostrador se encuentra Gustavo, que cierra la tarde del martes para presentar en la sede del Instituto de Emprendimiento Avanzado una de las ideas de negocio que pretende ser todo lo contrario a una floristería tradicional.
Gustavo hizo la carrera y trabajó como informático, “porque era lo que mis padres querían que hiciera” y su proyecto profesional duró hasta que su pasión se puso delante de su camino y le surgió una de las ideas de negocio que le cambiaría la vida. La idea de una tienda de flores y plantas no fue bien acogida en el seno de su familia, pero eso “hace que trabajes el doble para conseguirlo”. Así que de la mano de un amigo y socio enfocado en el campo de la innovación nació Gus & Flowers.
Todas la ideas de negocio necesitan formación.
La idea de negocio se mantuvo un año online hasta que abrieron su tienda en el centro de Madrid porque “las flores es algo que tienes que ver para comprarlas”. Los inicios fueron duros. Gustavo recomienda “formación” a todo aquel que quiera emprender. Él suplió sus carencias con familiares y amigos que le ayudaron con el plan de marketing, el plan de negocio o la contabilidad.
Gus & Flowers trabaja con “producto nacional y duradero”, presume de “bajos precios” y convierten flores en cerámica o esmalte para que duren toda la vida.” Además de eso, organiza talleres para dar a conocer su trabajo y el sector acompañados de buen vino y buen queso. “No somos una tienda de flores convencional”, resume Gustavo, que cuenta con comercios, empresas y vecinos de Moncloa y Argüelles como clientes. “El cliente es lo más importante y tienes que escucharle antes de ofrecerle el producto”, subraya.
Gus & Flowers también hace reparto a domicilio, pero no cualquier reparto. En bicicleta si es dentro del anillo de Madrid y en vehículos eléctricos si hay que desplazarse fuera. Tampoco usan productos que contaminen el medioambiente. Una floristería nada convencional y sostenible. Un “sueño” como dice Gustavo, que añade: “el sueño no aparece, el sueño se trabaja”.